domingo, noviembre 22, 2009

EJECUCION DE FRANCISCO J. ORTIZ FRANCO

Agentes de la Policía Ministerial estatal en Tijuana y pistoleros de Los Zetas colaboraron para ejecutar el 22 de junio de 2004 al licenciado Francisco Javier Ortiz Franco, editor de ZETA.

La Procuraduría General de la República (PGR) está encargada de la investigación. Pero no ha logrado capturar a los asesinos. Tiene seis meses con el caso. Antes lo mantuvo sesenta días la Procuraduría General de Justicia estatal (PGJE).

Esta nueva hipótesis revelada a ZETA por fuentes confidenciales señaló:

1.- Eduardo Ronquillo Medina El Niño, acompañado por lo menos de dos agentes ministeriales del estado, fue visto en el restaurante “Big-Boy” en el bulevard Agua Caliente y Río Yaqui de la Colonia Revolución.

2.- Desde allí observaron cuando el licenciado Francisco J. Ortiz Franco llegó a la Unidad de Rehabilitación Física cercana a la cafetería. Calles Río Yaqui y Río Bravo. El periodista tenía una semana que estaba acudiendo a tratamiento luego de haber sufrido una parálisis facial.

3.- Contra-esquina de la Unidad de Rehabilitación estaba la camioneta Cherokee negra, con José Briceño El Cholo al volante. A su lado Heriberto Lazcano El Lazca o El Verdugo, miembro del grupo armado Los Zetas, al servicio de Osiel Cárdenas Guillén, capo del Golfo.

4.- Después que vieron entrar a Ortiz Franco a la Unidad de Rehabilitación, El Niño y los agentes caminaron por la calle Río Yaqui. Luego a la izquierda, hasta la esquina de Río Bravo con Río Nazas, precisamente a varios metros donde estacionó su vehículo el licenciado Ortiz Franco.

5.- El Niño y un agente ministerial se quedaron en esa esquina, sobre la banqueta, para ver cuando el periodista caminara de la Unidad de Rehabilitación a su automóvil.

6.- Simultáneamente otro agente se colocó en ese mismo crucero, contra-esquina para ver también el paso del licenciado Ortiz Franco.

7.- Otros dos agentes o miembros de Los Zetas, a bordo de un vehículo se estacionaron en la calle Río Nazas casi esquina con Río Bravo. Allí esperarían a El Niño y los ministeriales para escapar luego de la ejecución.

8.- Cuando el licenciado Ortiz Franco salió de la Unidad de Rehabilitación y se aproximó a su auto, tanto El Niño como el otro cómplice, colocado a contra-esquina, hicieron señas a los tripulantes de la Cherokee: José Briceño El Cholo y Heriberto Lazcano El Lazca. Entonces debían poner en circulación el vehículo.

9.- Arrancaron. Se emparejaron precisamente a la puerta izquierda del auto del licenciado Ortiz Franco. Exactamente segundos luego que Ortiz Franco se subió y disponía arrancar el motor. Heriberto Lazcano El Lazca bajó y con la pistola disparó certeramente a la cabeza y pecho del periodista. Solamente destrozó el cristal de la portezuela. Afortunadamente no tocó a los hijos de Ortiz Franco, que iban sentados en la parte trasera. El licenciado murió de inmediato.

10.- El Lazca subió rápidamente a la camioneta Cherokee. Se dirigieron al oriente por la Calle Río Bravo hasta llegar al final, cerca de la parte trasera del enorme local abandonado, antes ocupado por un mercado para derechohabientes del ISSSTSE. Allí cambiaron de vehículo.

11.- Un asociado de Los Zetas debió esperarlos en otro para fugarse. Se considera que enfilaron rumbo al bulevar Agua Caliente. Por esa ruta siguieron al poniente y no hay seguridad de cuál fue su rumbo.

12.- Inmediatamente después de la ejecución, El Niño y los agentes ministeriales que estuvieron haciendo señas a los pistoleros, subieron al auto estacionado en avenida Río Nazas. Se dirigieron al bulevar Agua Caliente frente a El Toreo. Tomaron también la ruta al poniente. Posiblemente “dieron vuelta” en el bulevar Cuauhtémoc para ingresar a la zona Río Tijuana o siguieron por el mismo bulevar.

Es ampliamente sabido cómo una ambulancia de la Cruz Roja llegó primero al lugar donde ejecutaron al licenciado Ortiz Franco, a pesar de la distancia entre la ubicación de los socorristas y el punto de la tragedia.

También, cómo la Policía Ministerial se presentó después. Pasaron entre 10 a 15 minutos. Esto a pesar de que están a dos cuadras la Subprocuraduría General de Justicia, la Comandancia Ministerial y la Agencia del Ministerio Público.

ZETA realizó doble prueba:

Un vehículo a velocidad moderada desde las oficinas oficiales hasta el lugar del crimen hace entre 36 a 40 segundos.

A pie, dos minutos y 15 segundos. Cuando mucho tres minutos.

Todo este tiempo muy diferente a la tardanza inexplicable con que llegaron los agentes ministeriales al lugar.

Esto siempre ha sido considerado como una obvia complicidad con quienes cometieron la ejecución.

Primero, los agentes que llegaron se dedicaron a inspeccionar y hasta después buscaron a los asesinos. Lo único que descubrieron fue la camioneta Cherokee negro abandonada.

Transcurrieron varios días para que determinaran que el vehículo pertenecía a una señora, que premeditadamente lo reportó como robado para cobrar el seguro. La Ministerial logró las llaves de encendido originales, así como la dirección e identificación de la propietaria, pero las investigaciones no siguieron adelante.

Los agentes ministeriales tuvieron el caso durante dos meses y de allí no avanzaron. Por eso la Procuraduría General de la República atrajo el asunto. Pero igual que la policía estatal, tampoco ha tenido avances.

ZETA, en sus ediciones siguientes a la ejecución del licenciado Ortiz Franco, logró saber que habían tomado parte en la ejecución Heriberto Lazcano El Lazca, perteneciente al grupo de Los Zetas. También José Briceño El Cholo, a quien se le achacan varias ejecuciones en Tijuana.

Igualmente se publicó el nombre de Eduardo Ronquillo El Niño. Meses después su cadáver apareció en el interior de una camioneta que a propósito fue incendiada. No hay tampoco referencia oficial sobre los autores del asesinado y quema. Las hipótesis condujeron solamente a El Nalgón, Arturo Villarreal, asociado al Cártel Arellano Félix.

Precisamente a este hombre se le señala como autor intelectual en la ejecución del licenciado Francisco J. Ortiz Franco.

La sospecha sobre este hombre fue luego que el licenciado Francisco J. Ortiz Franco publicó los nombres y fotos de pistoleros y narcotraficantes del Cártel Arellano Félix. Esto, luego que sus imágenes fueron recopiladas por el FBI (Federal Bureau of Investigation) de San Diego, California.

La diferencia con la revelación de la autoridad norteamericana, fue que el artículo escrito por el licenciado Ortiz Franco los identificaba como compradores de credenciales de la Procuraduría General de Justicia estatal. Se acreditaban como agentes ministeriales. Según la información lograda por el editor de ZETA pagaron 70 mil dólares por las identificaciones.

Ortiz Franco observó cómo los narcotraficantes y pistoleros utilizaron el mismo saco y corbata para “tomarse” la foto destinada a la credencial.

Para el caso y según las investigaciones, los narcotraficantes pagaron alrededor de 70 mil dólares por los documentos.

Ortiz Franco, según las investigaciones de ZETA, recibió informaciones del ex jefe de la Policía Judicial, Encinas Filatoff, quien visitó al periodista en su despacho.

También se supo que el licenciado David Valle comentó sobre este caso al licenciado Ortiz Franco.

Encinas Filatoff nunca desmintió. Valle envió una carta a El Mexicano rechazando los cargos.

La Procuraduría General de la República no ha informado sobre sus investigaciones en torno a estas dos personas.

ORIGEN. Informantes dijeron a ZETA que Arturo Villarreal El Nalgón se molestó con la publicación de Ortiz Franco, y por eso decidió su ejecución.

La PGR ha coincidido con este punto, señalando a dicha persona como autor intelectual del asesinato. También apuntó a El Lazca, miembro de Los Zetas.

Pero hasta el momento no se conoce de persecución alguna sobre estos personajes.

Otro detalle conocido recientemente es que Arturo Villareal El Nalgón encargaba a El Niño los “trabajos” de “logística” antes de ejecutar a una persona. Debía informar sobre el lugar indicado, la forma y las rutas para escapar.

Lo hizo en varias ocasiones, incluyendo la de ejecutar al licenciado Alejandro Manjarrez, secretario particular que fue del licenciado Alejandro González Alcocer, cuando era gobernador sustituto del estado.

Por este asesinato fue detenido y enviado a la penitenciaría mientras se le procesaba.

Pero en el penal recibió la protección de agentes ministeriales, hasta el grado de prestarse para torturar a otros reos que no se sometían a las órdenes de El Niño. Aparte mantuvo contacto con otros oficiales de la Procuraduría de Justicia del estado.

No hay una referencia sólida sobre los motivos que tuvo Villareal para ejecutar a El Niño, pero la hipótesis de que fue el actor intelectual no han sido desechadas.

HANK RHON. ZETA estableció también la hipótesis sobre autoría por parte del actual presidente municipal de Tijuana, ingeniero Jorge Hank Rhon, debido a que Ortiz Franco estaba realizando una minuciosa revisión al expediente relativo al proceso en el asesinato del co-director de ZETA, Héctor Félix Miranda El Gato.

El periodista fue víctima de dos guardaespaldas personales del ingeniero Hank Rhon: Antonio Vera Palestina, su compadre, y Victoriano Medina, también comisionado a la vigilancia personal del entonces director del hipódromo Agua Caliente.

Ortiz Franco tenía en su poder observaciones importantes para, con base en los errores del proceso, iniciar una averiguación tendiente a esclarecer quién fue el autor intelectual del crimen de Félix Miranda.

Seguidores y allegados a Hank Rhon rechazaron tal versión. Dado que se publicó en ZETA el mes de julio, la consideraron como una treta para impedir que llegara a la presidencia municipal. Pero hasta la fecha la Procuraduría General de la República no ha desechado tal hipótesis.

Todo esto llegaría a exculpar o acusar cuando la PGR termine en realidad su investigación y logre detener a los culpables. Pero hasta el momento han transcurrido ocho meses y no hay nada claro, fuera de lo publicado en ZETA y que coincide con la autoridad federal.

Así, las promesas de aclarar el caso no se han cumplido y ahora surge la hipótesis sobre la participación de agentes ministeriales.

FUENTE: CRONICA.COM.MX

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En las semanas que precedieron a la muerte del periodista Ortiz Franco, Zeta publicó varios artículos que detallaban una variedad de delitos cometidos supuestamente por la banda, artículos que el editor Jesús Blancornelas cree que llevaron al asesinato de su colega.

Los reportajes incluían la compra por el cartel de credenciales policiales a agentes corruptos, la organización de la fuga de varios de sus miembros de una cárcel de Tijuana y el encargo del asesinato de Delgado Neri. La semana antes de su asesinato, Ortiz Franco escribió un artículo que mostraba la jerarquía del cartel, de arriba a abajo, y con nombres de sus miembros.

"Como en los incidentes previos, este también fue una venganza", dijo Blancornelas sobre el asesinato de Ortiz Franco, aludiendo a su propio y estrecho escape de un intento de asesinato en 1997 y el asesinato de su colega Héctor Félix Miranda. "Zeta publicó la información y eso molestó a los narcos".

Blake, el agente del FBI, cree que la violencia ha surgido a medida que el cartel de Tijuana trata desesperadamente de conservar su reducido territorio. Mucho del negocio de la cocaína y heroína que han perdido los Arellano Félix han sido desviado por una banda rival de Sinaloa encabezada por Ismael ‘El Mayo' Zambada. Se cree que tiene el control de los pasillos de Mexicali y posiblemente de Tecate, al este de Tijuana, a la banda de Arellano Félix, dijeron funcionarios norteamericanos.

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